domingo, 13 de septiembre de 2009

Media docena de muertos

A las once de la mañana, Bernabé Cabrejas Cabrejas pidió permiso para ausentarse de la frutería en la que trabajaba. Pese a lo inhabitual de la petición y dado que aún no había muchos clientes, su jefe se lo concedió sin pedirle explicaciones. No tardes, fue su única observación. El frescor de la mañana aún no se había disipado y aunque la primavera estaba avanzada y los días venían siendo calurosos, la temperatura era muy agradable. Bernabé caminó por la calle de las Angustias los escasos doscientos metros que le separaban de su casa y una vez en ella subió con presteza los dos tramos de escalera que llevaban hasta su vivienda. Se dirigió al dormitorio y extrajo de un altillo la pistola que había escondido dos días atrás. Sin poner en ello especial cuidado la introdujo en una bolsa de papel de las de envolver botellas y salió de nuevo a la calle.

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1 comentario:

  1. hola antonio, estoy pululando por tu blog al que no sabria decirte como he llegado.
    entre otras cosas, para ver como funciona, pues como sabes no tengo grandes habilidades informaticas, y estoy a punto de lanzar al mundo mi blog de fotos, igual tu llegas a el antes que nadie.
    en fin, te he buscado en estos dias de lluvia por el cdc y veo que vas poco. bsos

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